La música en directo ha logrado hacerse su hueco pese a las restricciones de la pandemia. Uno de los ejemplos más originales, lo pudimos encontrar el pasado 9 de octubre con la representación de la icónica ópera Rigoletto de Verdi, interpretada por la Ópera de Tulsa.
Este evento tuvo lugar en el estadio ONEOK, la sede del equipo de béisbol de los Tulsa Drillers y la filial Doble-A de los LA Dodgers.
La claridad sonora y musical del evento fue ampliamente disfrutada por los 1.685 espectadores, que socialmente distantes, ocuparon su asiento desde las gradas. El artífice de esta claridad fue un sistema PA Kara de L-Acoustics, proporcionado por la distribuidora local Axiom Audio.
Este sistema consistió en 24 recintos Kara, seis subwoofers SB18 y tres grupos con cuatro altavoces de Kiva II cada uno, empleados para el relleno central y lateral. Todos los equipos fueron alimentados por seis amplificadores LA12X y tres LA4X. Además, todos los componentes se localizaron en una red de fibra óptica Optocore, en la que también se encontraba una consola DiGiCo SD10 FOH junto a dos SD-Racks.
Para un evento tan singular, la megafonía no podía quedarse atrás. Como por especificaciones de la propia dirección del campo, era imposible realizar la instalación de los sistemas de sonido sobre el césped, el equipo de instalación decidió inspirarse en la configuración de la Super Bowl, para desplegar los Kara sobre distintos carros. Estos carros se dispusieron frente a la primera y tercera línea de base, cuatro a cada lado, frente a las tribunas y, por último, frente a la plataforma dedicada a la orquesta con dos violines, viola, violonchelo, bajo y piano. Esta configuración resultó siendo todo un éxito, ya que garantizaba la cobertura sonora para todos los asientos de las gradas, independientemente de su posición.
Sin embargo, esta disposición de los equipos creó algunos problemas de retroalimentación y, además, despistó un poco a los vocalistas, ya que, al no estar acostumbrados a usar microfonía inalámbrica, estaban un poco perdidos durante la actuación. La solución fue dotar a cada carro de su propio nodo. De este modo, si un artista se acercaba demasiado a un altavoz o grupo de ellos, el ingeniero de sistemas del espectáculo, Steve Colby, podía apagar el altavoz o grupo en cuestión, para evitar así este tipo de problemas.
“Controlamos los altavoces individualmente con la matriz”, señala Ben Bruce, presidente de Axiom Audio. “En un espectáculo así, donde los intérpretes son bastante “ruidosos” (es obvio, son cantantes de ópera), controlar individualmente cada equipo de sonido nos ayudó a reducir enormemente la ganancia antes de la retroalimentación. Además, los Kara ayudaron en este sentido, también por su tamaño y potencia”.
Colby coincide con Bruce en que la elección de L-Acoustics fue crucial para lograr el éxito del espectáculo. “La cobertura de Kara tuvo un alcance muy efectivo por todo el espacio”, asegura.
“El resultado final nos permitió separar la voz de los efectos y la música, y asemejarnos un poco más a la experiencia que hubiéramos vivido en un teatro, siendo para todos igual. Concretamente, notamos esta mejoría al poder crear aún más “espacio acústico” haciendo uso de un toque de reverberación. También hay que decir que el nivel de presión sonora y la fidelidad son realmente destacables dado el tamaño compacto y el ligero peso de los gabinetes. A este respecto, en cuanto al diseño y planificación de los sistemas, Ben Bruce de Axiom realizó una labor sobresaliente. Confiamos en él a la hora de contar con L-Acoustics, y no nos defraudó, teniendo en cuenta que fueron muchos los aspectos que tuvimos que analizar, como el distanciamiento social, los problemas de visión del escenario y la cobertura general. Pero, al final, todo salió a la perfección”.