airbanner

El Michigan Opera Theatre decide regalarle a su público el sonido envolvente L-ISA de L- Acoustics

La pandemia hizo que muchas compañías de artes escénicas se vieran obligados a ampliar sus horizontes para llegar al público, pero es que el Michigan Opera Theatre decidió ir un paso más allá, presentando obras y programas en el aparcamiento de la Detroit Opera House y en otros sitios nada habituales sobre los que representar una ópera.

Durante uno de los fines de semana de septiembre, Blue, una ópera americana contemporánea de Jeanine Tesori y Tazewell Thompson, tuvo lugar en el anfiteatro al aire libre Aretha Franklin, donde suelen celebrarse varios espectáculos de música pop, y últimamente se han visto nombres como Chaka Khan, Machine Gun Kelly, Erykah Badu y UB40.

Reconocida como la mejor ópera de nueva creación de 2020 por la Asociación de Críticos Musicales de Norteamérica, Blue narra la historia de una joven pareja negra que lucha por criar a su hijo en Harlem, en una sociedad inmersa en la brutalidad policial. La obra, que está formada fundamentalmente por personas negras, reivindica, a la par que celebra, temas que no podrían ser más relevantes y actuales. Y aunque el anfiteatro Aretha Franklin no suele recibir óperas, el elemento aglutinador que logró unir la pasión de los intérpretes con la devoción del público lo supuso la tecnología L-ISA Immersive Hyperreal Sound de L-Acoustics.

Y es que esta ópera musical busca conectar con el espectador de nuevas formas. “Cuando pensaba en la música para esta obra, me preguntaba cómo podría mantener la intimidad de la historia sin perder el arco narrativo de las grandes causas. ¿Cómo podemos hacerle frente a Dios, al país, a la historia y a la violencia?”, comentaba el director Kaneza Schaal, quien trabajó en estrecha colaboración con el director artístico del Michigan Opera Theatre, Yuval Sharon.

L Acoustics MOT Blue 1

“Aunque esta obra se creó para ser representada en una ópera tradicional, que esté ahora en el anfiteatro Aretha Franklin (y al aire libre), cambia las normas completamente. Era importantísimo que todos los elementos confluyeran para lograr que la intimidad y la grandeza de una historia como esta se mantuviera intacta. Colaborar con L-Acoustics ha hecho esto posible, sin lugar a dudas. La tecnología L-ISA nos ayudó a conectar mejor lo que estaba pasando en el escenario con el público”.

Sharon coincide completamente: “Las obras de ópera suelen representarse en lugares acondicionados acústicamente que no necesitan amplificación; para mostrar así la pureza de la voz humana en todos sus ámbitos: desde el susurro más frágil al grito más estremecedor. Poder extrapolar esto a un escenario como el del Aretha Franklin Amphitheatre fue todo un reto. No solo queríamos que se tuviera la sensación de que se trataba de un ruidoso show de rock and roll, pues también queríamos que el público sintiera los matices de que el sonido iba más allá del espacio”.

 

“La tecnología sonora de L-ISA parece que sigue el movimiento de los artistas en el escenario. Gracias a ella, parecía como si los oídos y los ojos de los espectadores se sincronizaran para disfrutar de lo que estaba ocurriendo en el escenario, tal y como sucede en un teatro de ópera. Era una sensación sutil, pero contribuía mucho a la experiencia. L-ISA ayudó a garantizar la profundidad y el espectro de la obra, acercándola así mucho más al público”.

 

L Acoustics MOT Blue 2

La empresa Thunder Audio de Livonia se encargó de suministrar la mayor parte del equipo de refuerzo sonoro. La configuración final fue un sistema envolvente 17.1 formado por siete matrices de ocho Kiva II cada una sobre el escenario, además de diez gabinetes Syva para los efectos inmersivos. A estos los acompañaron siete altavoces coaxiales X8 desplegados por todo el borde del escenario para el relleno frontal, además de cuatro subwoofers KS21 para el control de los bajos. El sistema fue diseñado con L-ISA Processor y controlado desde una consola FOH DiGiCo SD10 mediante una conexión DeskLink.

Los arrays se colocaron en el espacio con el software de modelado acústico Soundvision de L-Acoustics, con el fin de evitar cualquier tipo de problema de inteligibilidad. “Uno de los mayores retos fue enfrentarse a un estadio cubierto pero al aire libre; algo radicalmente distinto a un entorno más controlado como un teatro”, explica Jordan Tani, ingeniero de aplicaciones en L-Acoustics, que colaboró con Carlos Mosquera y Marcus Ross (también de L-Acoustics), en las labores de diseño, configuración y puesta a punto del sistema.

“Este es un espacio acústico con mucha reflexión, pero menos mal que tenemos Soundvision para predecir los problemas acústicos de cualquier sitio. Gracias a él, pudimos detallar al milímetro la disposición de todos los equipos y asegurarnos de que podríamos obtener la cobertura adecuada en todo el lugar”.

L Acoustics MOT Blue 3

Stephanie Farina, ingeniera de FOH de Blue, también quiso dar fe de la reflexión el el local: “Mientras estábamos allí, escuchamos cómo los carpinteros dieron el golpe y fue como escuchar el eco tres veces. Los reflejos sonoros son un problema para cualquier producción pero más, si cabe, en una ópera o musical, donde prima la inteligibilidad y la claridad vocal. Teníamos que asegurarnos de que el público podía entender a la perfección lo que se estaba diciendo en el escenario”.

Farina descubrió que las mezclas con L-ISA fueron una combinación artística estupenda de un sistema bien equilibrado, con la capacidad de aunar el sonido y el dinamismo de los actores por el escenario. “Lo bueno de L-ISA es que, como localiza las voces, no tenemos que forzar tanto el sistema. Así no se producen tantas reflexiones. Parece como si el público estuviera ahí mismo con los actores”.

 

“Nos dejó gratamente sorprendidos el respeto de L-ISA por la partitura magistral de la gran compositora teatral Jeanine Tesori, con dirección por Daniela Candelari. Contamos con una orquesta en un espacio muy pequeñito, y lograr que sonara mucho más de lo que hubiera pasado en otras circunstancias acústicas fue increíble”.

 

“Hay muchísimo valor añadido en el uso de audio inmersivo para acompañar una narrativa tan rica y poderosa como esta. Le da amplitud tanto a la orquesta como a los cantantes, haciendo que la música y el sonido se sienta por doble. Ahí reside el valor de L-ISA: toma la intimidad y la emoción de una obra de arte, y la materializa en tres dimensiones”.

* Tu comentario en la Revista ISP Audio & Light * Comparte el articulo en las redes

Te puede interesar

¿Todavía no tienes una cuenta? ¡Regístrate ahora!

Acceder a tu cuenta